Cada 17
de septiembre el mundo recuerda una verdad que, aunque debería ser evidente, a
veces pasa desapercibida: la atención en salud debe ser segura desde el
primer momento de vida. Ese es el llamado del Día Mundial de la Seguridad
del Paciente, una conmemoración impulsada por la Organización Mundial de la
Salud y que este año pone el foco en los recién nacidos y los niños, los más
vulnerables y quienes más necesitan cuidados sin errores ni improvisaciones.
En
nuestro programa radial En sintonía con tu salud hablamos de esta fecha
y quedé reflexionando sobre lo mucho que aún falta por hacer. No se trata solo
de hospitales, médicos o enfermeras. La seguridad del paciente es un compromiso
que atraviesa a todos: familias, instituciones educativas, gobiernos y, por
supuesto, cada uno de nosotros como ciudadanos.
Las
cifras son contundentes. Cada año se registran más de 134 millones de
eventos adversos en hospitales del mundo, que ocasionan alrededor de 2,6
millones de muertes evitables. Son números que duelen, porque detrás de
ellos hay historias, rostros y familias que pudieron haber tenido otro
desenlace si hubiéramos actuado mejor.
Pero no
todo es pesimismo. Lo esperanzador es que gran parte de esos daños pueden
prevenirse con acciones simples: verificar que las vacunas de los niños estén
al día, preguntar siempre qué medicamento se administra, reconocer signos de
alarma y acudir a tiempo a los servicios de salud. En otras palabras, la
seguridad empieza en la comunicación y en la participación activa de todos.
En el
programa también escuchamos voces inspiradoras de profesionales de la salud que
recordaban un aspecto clave: la cultura organizacional. No basta con
tener protocolos escritos; lo que marca la diferencia es que médicos,
enfermeras, administrativos y directivos entiendan que cada error no debe ser
motivo de castigo, sino de aprendizaje. Transformar la cultura del miedo en una
cultura de confianza es uno de los mayores retos de nuestras instituciones de
salud.
Estoy
convencida de que hablar de seguridad del paciente es hablar de respeto por la
vida. Y ese respeto se demuestra en lo cotidiano: en el cuidado que ponemos al
dar un medicamento, en la paciencia para explicar un procedimiento, en la
escucha activa a las dudas de una madre o un padre.
La
seguridad del paciente no es un tema lejano, es algo que nos toca de cerca.
Todos, en algún momento, seremos pacientes o acompañaremos a alguien que lo
sea. Por eso, recordar que cuidar la vida siempre será nuestra mayor
prioridad es mucho más que una frase bonita: es una invitación a la acción,
a la empatía y a la responsabilidad compartida.
Ahora te invito a escuchar el programa completo en nuestro canal de YouTube, donde nuestras invitadas comparten experiencias y estrategias clave para una atención segura desde el primer día.
Si este contenido te resultó útil, compártelo. Cuidar la seguridad de todos salva vidas
La seguridad del paciente no se construye sola: requiere voces, experiencias y compromisos reales. Me encantaría leer tus reflexiones. ¿Has vivido alguna situación en la que la seguridad en salud haya marcado la diferencia? ¿Qué acciones simples crees que todos podemos poner en práctica para prevenir errores?
Te invito a dejar tu comentario y a compartir este artículo en tus redes, porque hablar de seguridad del paciente es también un paso para fortalecerla.
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